Chris Ofili: The Upper Room
Cuando finalmente llegué al Tate Britain, y después de pasar interminables horas en el siempre mal ponderado sistema de transporte londinense leyendo sus reviews, pensé que sabía qué esperar de Chris Ofili: el detalle repetitivo y sus patrones rítmicos; color y collage; vagos brillos atrapados entre capas de resina traslúcida; dibujos sofisticados y la vez caricaturescos... pero en verdad no estaba preparada para lo que me esperaba: The Upper Room. Una composición de 13 piezas en una gallería especialmente hecha para la muestra: lejos lo más original e intenso (en el sentido de genialidad creativa) que he visto en todos los museos europeos y americanos que he visitado.
Ofili, con la colaboración del arquitecto David Adjaye, diseñó y construyó una gran habitación de madera, con un pasillo que la bordea, pequeñas lucecitas blancas en el piso te guían (como las de emergencia de los aviones). El pasillo es importante: prepara y genera expectación, pero también aprehensión a la vez. Todo esta hecho de madera: los pisos, las murallas, el techo (también hay unos banquitos en el medio). Las vetas de la madera hacen sentir como que estas alucinando. Cuando llegas al final del pasillo, entras en un espacio semi-oscuro, con seis pinturas a cada lado de la muralla y una más al fondo, más grande que las demás.
Da la impresión de estar como en una capilla. Cada pintura yace en sus propios soportes (dos piedras). Están iluminadas individualmente por lamparas escondidas en el techo y la luz llega a través de aberturas en él. Da la sensación de que brillaran por sí mismas, como si la luz viniera desde atrás, como si fuera un vitreaux de catedral. Agudiza el efecto el hecho de que la resina hace que la luz se refleje en el suelo, creando una ilusión fantasmal y escurridiza de la silueta del mono: el único motivo presente en las 13 pinturas. El perfil de cada uno de los monos está mirando hacia la pintura del fondo, que es más grande: un mono dorado mirando de frente.
Todas las pinturas son lo mismo, pero cada una de ellas es diferente. Cada mono es de un color distinto: blanco, negro, rojo, café... y el nombre de cada pintura está compuesta por la palabra "Mono" y el color que lo representa: Mono Oro es la más grande que está al fondo (sí, tal cual: en español).
Al mirarlos, se vislumbran brillos y estrellas flotando alrededor de los monos, que tienen hojas, flores y semillas decorando el fondo. Si miras de cerca, la pintura se vuelve aún más compleja! hay arcos cromáticos, gotas y formas extrañas logradas con la brocha de manera exquisita, cientos de capas de actividad que sólo pueden ser percibidas al mirarlas de muy cerca: ondas y líneas rectas del ancho de una aguja, patrones concentrados que parecen estar cortados sobre las diferentes texturas, un trabajo microscópico que se percibe como insistente y obsesivo, pero claro y consistente desde afuera.
Las pinturas son extraordinarias, extremas y excesivas. Caminas a través de la sala, de un lado a otro, una y otra vez, y sigues mirando y deleitándote con el exquisito detalle de cada una de ellas. El Mono Oro, te mira todo el rato: da la impresión de ser en parte chimpancé, en parte Buddha y en parte Cristo. Mas posee, definitivamente, un aura divina, ominipresente. Estuve más de una hora en esa sala... es increíble la atmosfera que te rodea, casi celestial, sublime.
La foto que ven es una que yo misma saqué y también adjunto un link del Tate Gallery, con una desde más lejos.
1 comentario:
This is what I think: The Upper Room
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